Porque la vida se
reduce en comprar y tirar, no hay nada mejor que ver como nuestras
billeteras pierden grosor. Se acerca pascuas, el precio del pescado sube, del
chocolate también, y si tenemos suerte nuestros fichines favoritos
entran en oferta.
Jesucristo murió en
la cruz para traernos huevos de pascuas, y mientras esperamos el
juego de 'la Pasión de Cristo, GOTY Edition' para Steam y la Songa, nada mejor que un
juego de "conejos" que haría que el Papa Francisco se te cague de
risa en la cara.
Rabi-Ribi papáaaa.
El primer juego
desarrollado por las empresas CreSpirit y GemaYue lanzado en enero
del 2016. Un juego japones que... Que... Bueno.
El jueguito en
cuestión es una aventura plataformera, protagonizada por un conejo y
un hada que deben hacer amigos para vencer a las fuerzas del mal.
Claro, el conejo
toma forma humana: el cuerpo de una chica de secundario con malla y
orejas y cola de conejo. Turbio, no? Se pone peor…
Tanto el hada que
nos acompaña como el resto de nuestros amiguitos no solo tienen
ropas sugerentes, sino también orejas de diversos animales.
La historia nos
cuenta como Rabi, la muchacha conejo espacial de no sé que cosa, cae
en un mundo mágico de tonos pasteles. Empieza a vagar por el mundo
cruzándose con otros bichos, así como ella, y la verdad ni idea de que más pasa porque ya
deje de leer que onda después del segundo jefe.
Lo bueno es que se
puede jugar sin parecer un pervertido: los personajes toman una forma
'chibi' en pantalla, hasta que es necesario el desarrollo de la
historia (con planos de los personajes e imágenes estáticas). La música es
simple, típica de estos juegos nipones con sprites chibis, que
sumado a lo colorinche del escenario, hace necesaria una dosis de
insulina.
Rabi-Ribi es la
razón por la que tu mamá llora en su pieza todas las noches. Es ese
juego que tenés que jugar solo, y no solo de 'voy a esperar que se
vayan todos para jugar', sino solo de 'soy un maldito gordo putaku'.
Dios, entonces
porque estoy recomendando ésto… Porque es probable que ya tocamos
fondo.
Esto es lo
sorprendente de los japoneses: su capacidad de armar mecánicas
perfectas, simples de entender pero difíciles de dominar. Pero no es
solo eso, sino el de presentarte ese excelente trabajo en un envase
que indigna a macristas y kirchneristas por igual.
Rabi-Ribi es un
Metroidvania, con un diseño de niveles muy correctos, controles
precisos y una mecánica digna de los dioses. Un plataformas lleno de
exploración, que pone como agregado un Bullet-Hell al momento de
enfrentar a los miles de jefes.
Realmente el balance
es único: el juego es fluido (aunque requiere más máquina de lo
que parece), con controles y mecánicas que dan un montón de
posibilidades en cada enfrentamiento. El desafío es perfecto con una
curva de dificultad bien ajustada, que no subestima al jugador, pero
no le exige lo imposible.
El juego está muy
bien en cuanto a diseño, controles y gameplay. Pero te pone a prueba
con una dirección artística que no es fácil de digerir. Claro, los
géneros que abarca son para un nicho ligado a la cultura anime, de
ese anime más 'oni-chan', pero creo que recompensa con grandeza a
quien le de una oportunidad.
Demostrale a la
sociedad que no hay nada que esperar de vos, que no tenemos planeado
dejar descendencia y que preferimos quedarnos virgueando en casa
antes que salir a bolichear: dale una oportunidad a Rabi-Ribi y sellá
tu destino al fracaso. No somos ganadores en este lado, pero te
aseguro que la pasamos muy, pero muuuuy bien.
Rabi-Ribi:
Claramente lo tuyo
no es la cumbia y el alcohol, así que nos vemos la próxima semana
(espero). Mucho huevo, mucho chocolate y poco amor en este domingo de
pascuas, chau!!
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