sábado, 24 de febrero de 2018

Iconoclasts - Gass Brez Y Los Iconoclastas Del Aire Acondicionado


Ésta semana estoy muy feliz. Hace un mes que salió Iconoclasts, y luego de 10 años de desarrollo, el resultado es brillante, creativo y visualmente deslumbrante.


Si, así de directo, Iconoclasts es un juegazo, y vale cada uno de los 20 dólares (250 pesos argentinos, argentinos como el mate y el dulce de leche).




Debo decir que tengo un especial apego con este fichín. Recuerdo haberlo conocido en 2011, en marzo, más o menos, cuando Loaded compartió en su sección “Findefichín” la primer Alpha de Iconoclasts. Inmediatamente quedé enamorado de su concepto, de su universo y de sus personajes. Dios, jugué esa parte al menos unas 10 veces, así que, en 2012, cuando salió la segunda Alpha, tuve que hacer lo mismo… Pero 10 veces más.




Con 10 años de desarrollo, el suizo Joakim Sandberg (mejor conocido en el mundo de los fichines como Konjak), hizo de Iconoclasts una verdadera oda a los jueguitos. Bueno, quizás estoy exagerando, y es probable que ni siquiera sea incluido en los clásicos GOTYs. Aún así, estamos ante un juego que logra la excelencia.


Konjak se destaca por ser suizo… Si, creó que amo mucho a los suizos. Pero también por su cuidado y detallado PixelArt, su estilizado diseño de personajes y lograr una jugabilidad completamente solida en cada proyecto que encara. Pasando por Noitu Love 2, con su desenfrenada acción; Legend Of Princess, con su mecánica de dificultad en base a los items; o Chalk, un Shoot’em Up de tiza; entre otros claro.

Digo, solo miren su cara, llena de amor por el desarrollo de videojuegos... Eso...



En fin, Iconoclasts lográ todo eso: controles precizos, jugabilidad justa y preciza, puzzles ingeniosos, y un par de mecánicas que lo alejan de las típicas de su clase de juego.




Antes que nada, me gustaría sacarme una cosa del pecho. Luego de leer una nota de Rock, Papers, Shotgun, títulada “Mientras más juego Iconoclast, menos me gusta”. En ésta, dicen que el mapeado de controles apesta y que los jefes son muy confusos, entre otras boludeses más. En fin, puedo decir que los jefes tienen diseños complejos y grandes (me hacen acordar a los diseños de Treasure), y que sí, pueden ser un poco confusos a la hora de saber que es lo que hay que hacer, obligándonos al famoso ‘prueba y error’, pero eso no los hace malos jefes. Quizás aumenta la exigencia al jugador innecesariamente, pero no los hace malos jefes. En cuanto a los controles, por favor, dejemos de llorar por pequeñeses, la respuesta de los controles es precisa y eso es más que suficiente.


Oh no, has sido visitado por la ciberpolicia...
Igual, debo admitir que no leí el artículo completo de la indignación.

Pero hablemos más de Iconoclasts. En él, controlamos a Robin, una mecánica clandestina en un mundo controlado por el régimen de Madre y la Sociedad Única. Proveniente de una familia cuyo historial ya incluye conflictos con la Sociedad Única, nuestra tarea es descubrir qué está sucediendo con el mundo y su relación con el mineral Marfil y los Elegidos por Madre, mientras se produce un encuentro y choque de culturas.




Iconoclasts es un caso muy raro de Metroidvania, pues es bastante lineal con respecto a otros exponentes del género, y esquiva a todos los Power Ups clásicos como el doble salto, apelando a las habilidades y herramientas de Robin como mecánica para el progreso del juego y la elaboración de los muy ingeniosos puzzles. El combate se resuelve muy bien, a la Cave Story, con tirines y el uso de diferentes armas, todas de corto a medio alcance, que sumado a la velocidad, le agrega un componente de atacar y esquivar que suma al entretenimiento.

Además, tiene el agregado de la Mesa de Ajustes, donde disponemos de diversos Power Ups que debemos ir obteniendo y fabricando. Éstos nos dan diferentes habilidades: cubrirnos de golpes, caminar más rápido, mayor fuerza, esquivar, etc. Lo particular es que no son permanentes, sino que se van rompiendo e inutilizando cada vez que recibimos golpes (obviamente se reparan fácilmente), son útiles, pero por tal motivo no es conveniente depender de ellos, obligándonos a ir cambiando estrategias a medida que jugamos. Un detalle más que interesante si me preguntan.




A nivel visual el arte es increíble y te deja sin aliento. Los colores vibrantes capturan tu atención inmediatamente, y la sorprendente cantidad de detalles en los escenarios aún permiten distinguir con claridad que es suelo, con que se puede interactuar o que es un enemigo. El diseño de personajes y los sprites son hermosos, todos poseen un carisma particular con el cual se han ganado mi amor. Y ohhh Dios, no saben como se me hizo agua la boca la fluidez con la que todo sucede en pantalla, cada animación, cada movimiento, es incalculable la cantidad de cuadros de animación. La música también está al nivel, es emocionante, entretenida, y del mismo modo, se vino trabajando en estos 10 años.

Iconoclasts es lo que me prometieron hace 10 años, y ahora está entre nosotros: el trabajo de un solo tipo, su amor y su corazón, y creanme que valió cada día y cada mes de espera. El juego es redondo por todos lados, en arte, en jugabilidad, en historia, un juego que los exhorto a comprarlo, incluso a full price, porque realmente se lo merece todo y un poco más. Es lo que esperaba y todavía mejor.

Mientras más juego Iconoclasts, más lo adoro.




Mmmmm, acá les dejo un link para bajarlo, la versión de GOG. Pero por favor, si tienen la plata, por favor, porfis, comprenlo, porque tanto Konjak como Iconoclasts se lo merecen. Esta es la clase de proyectos que hacen del gaming una actividad llena de emociones, llena de amor, llena de vida.


ICONOCLASTS




Espero que lo disfruten tanto o más que yo, pues se ha ganado un lugar en mi corazón. Quizás sean los años de anticipación, la espera, o mi amor incondicional por Konjak, pero realmente creo que el juego es el must play de lo que va del año, en unos meses dificiles donde “compite” (no tanto, es un indie) con mounstros como Monster Hunter World y Dragon Ball Fighterz. En fin, les pido el favor de que abran sus corazoncitos y abran sus billeteras, y si no pueden, por lo menos disfruten de Iconoclasts.

Muchas gracias y vuelvan prontosss...


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