Terminaba
el año, y era momento de partir y cumplir mi próxima misión. Soy un mercenario,
vivo de eso. La gente nos contrata para luchar sus batallas, hacer mierda al
enemigo. Y claro, esta no era la excepción.
Nuestro
objetivo era Claw, el temible ejercito encabezado por Baron, la persona más
mala que he conocido sobre la tierra (después de Julian Weich, claro). El
destino: Isla Mandrágora, donde el enemigo realizaba experimentos que pondrían
en juego el destino del mundo.
Si bien
la fuerza del enemigo es temida por todo el mundo, nosotros confiábamos en el
equipo. Como no hacerlo con nuestro equipo: Reyes, el mercenario con más valor, Empress, la sexy luchadora que gobierna en el campo de
batalla, y yo, quien les escribe.
3
meses. Ese fue el tiempo que estuvimos en coma (por eso no les escribí). Y
cuando no sabíamos realmente de qué lado de esa delgada línea que llamamos
existencia estábamos, fue que nos suministraron el jugo de Mandrágora, que nos
permitió seguir nuestra lucha.
Tenemos
un par de reglas, y terminar nuestra misión es la más importante (luego de
“tirar desodorante de ambiente al salir del baño”). Está era nuestra segunda
oportunidad de enfrentarnos a Baron, pero está vez estábamos más preparado.
Emprendimos
nuestro segundo vuelo a la Isla, e instalamos nuestra base de operaciones lejos
del campo enemigo. Un ataque de frente no sirvió, nos vimos obligados a
plantear nuestra estrategia. Si queríamos llegar y desmantelar la base de Claw,
el camino iba a ser largo (más de 30 horitas) y los objetivos varios.
Debíamos
avanzar por las diferentes plataformas, eliminando al enemigo a tiro limpio. Constantemente
les decía a Reyes y a Empress cuanto me recordaba nuestra situación a Metal
Slug, aunque ellos no me entendían (no cualquiera podría diferenciar choreo de
homenaje). En este largo viaje recorrimos la jungla, nos adentramos a la
ciudad, llegamos al templo y a unas extrañas instalaciones donde científicos
eran obligados a trabajar. Realmente hicimos de todo, no solo eliminar al
enemigo o limpiar un determinado sector, desde rescate de rehenes a captura del
enemigo y su armamento, aunque había momentos donde la infiltración debía ser
rápida y sin perder tiempo. Nunca nuestra tarea se hizo monótona.
Pero
claro, en esta oportunidad no estábamos solos. Nos acompañó el General, para darnos
un informe de la situación; Cadillac, nuestro espía en el campo enemigo; Lawless,
con un gran armamento para que personalicemos nuestras armas; Golden Gate,
quién nos brindó ítems vitales para el combate; Bluebell, nuestra enfermera
sexy, que fabricaba nuestros BioMods (cosos locos con habilidades especiales);
un chabón y su helicóptero, el tipo de las cuchillas, el carnicero y los
gemelos locos, y un robot que nos facilitó la comunicación para realizar
nuestras misiones con ayuda de algún amigote por internet.
Lo más
sorprendente fue el gran arsenal que teníamos a disposición. No solo
revólveres, escopetas, rifles y ametralladoras, sino que era posible
personalizarlas. Comprar un cañón, culata, cargador, mira, tipo de munición.
Recuerdo pasar mucho tiempo buscando el arma perfecta: no solo el daño era
importante, sino también la cantidad de munición, la cadencia de tiro y sobre
todo el tiempo de recarga, elemento vital en el campo de batalla.
A la
hora de la acción debo decir que a pesar de estar en coma durante meses, mi
movimiento era fluido y respondía muy bien, era preciso y correcto. El
escenario era hermoso con su look acartoonado y colorido. La música resultaba
repetitiva, no estaba mal; quizás me centraba demasiado en el enemigo.
Ahhhh,
el enemigo. Es increíble la cantidad y como salían de todos lados. No solo eso,
sino la variedad (y no solo en colores). Contaban con una gran cantidad de trucos: armas, escudos,
lanzagranadas e incluso robots voladores, y eso sin contar los jefes. Oh, esos
grandes jefes, imponentes. Parecían indestructibles hasta que encontrás su
punto débil, si bien se trata de seguir una rutina resulta satisfactorio bajar a uno por primera vez.
Fue un
viaje que exigió de nosotros, pero juntos logramos superarlo. Nos cruzamos con
los muchachos de Tribute Games, que nos hicieron un juego re piolanga. Y lo
mejor es que el boleto si bien sale unos 20 verdes, nosotros lo aprovechamos en
oferta en una página Humble Bundle o algo así… La cosa es que es la posta, la
pasamos tremendo, duro lo que tenía que durar cuando nos presentó un buen reto.
Compra obligada para quienes gusten de saltar y tirar tiritos.
Ahora
que hemos salvado al mundo, y ya en casa para descansar, creo que es momento de
decirles que entren al link de abajo, bajen lo que tengan que bajar, y dejen de
romper un poco las bolas. Gracias, vuelvan pronto y dejen propina.
Link: https://mega.nz/#!DdA2GLJL!XIpq3bl_gtgRG5sne8uKpDo3rAbijdFfJpJoEpufeL8
NOTA: Link arreglado para los que tenian problemas con la imagen.
NOTA: Link arreglado para los que tenian problemas con la imagen.
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